El nombre de "Padre" es de origen puramente eclesiástico, y significa, en efecto, la expresión del amor y de la veneración de las comunidades cristianas hacia sus obispos, ya que a éstos correspondía el oficio de enseñar la doctrina de la Iglesia. Por esto el título de "Padre" fue aplicado inicialmente a ellos.
Este nombre, aún en el siglo V, se le daba en general sólo a los obispos,
pero San Agustín rompió esta barrera al citar un escritor
eclesiástico que no fue obispo, San Jerónimo, teniendo en cuenta su doctrina
y santidad de vida. Unos años más tarde el Papa Gelasio I hace el primer
elenco de los autores cristianos que tienen derecho al apelativo de Padres.